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Signo parecido a una pequeña estrella que sirve en los escritos para llamar la atención del lector

Una mañana de agosto de 2019, el señor Palomar aterriza en Barcelona para instalarse con su mujer e hija. Y es desde aquí que lo seguiremos durante todo un año, mientras se dedica a caminar por una ciudad que mira y estudia, y donde se deja atravesar por todo lo que ve.
El Palomar de Tina Vallès está convencido de que las cosas más cercanas contienen una chispa capaz de activar nuestra atención. No sabemos a ciencia cierta de dónde viene ni hacia dónde va, pero sus paseos le permiten medir los detalles minúsculos de lo que nos rodea y que a menudo no vemos, y transformarlos en literatura.
Trasladado a Barcelona, ​​Palomar es y no es el de Italo Calvino. Como explica la autora en el epílogo, «este libro sale de un no», de la negativa a aceptar la muerte del personaje. En un terreno limítrofe entre el relato y la meditación del flâneur, El senyorPalomar a Barcelona es el retrato de un Palomar que funciona como canal para adentrarnos en los secretos que la realidad juega a escondernos. 
Palomar -y por extensión la misma Vallès- podría ser, de hecho, un ojo; un ojo atento, filosófico, que nos recuerda que todo objeto en el mundo es una llave maestra para entrar en el universo, donde todo está conectado.

Por la autora de La memoria del árbol, Premi Llibres d'Anagrama traducido a 15 lenguas.

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