Decálogo de propuestas para defender la cultura catalana en el mundo.
Si no contamos con embajadas propias, ¿cómo podemos ser recibidos en Europa como catalanes? ¿Pueden los territorios dispersos de la cultura catalana proyectarse de forma unificada al mundo? ¿Pueden inspirarnos hoy las actuaciones internacionales de figuras como Pompeu Fabra, J.V. Foix, Mercè Rodoreda o Carles Riba durante las décadas de 1920 y 1930?
Existen numerosas organizaciones internacionales —académicas, deportivas, musicales, defensoras de los derechos humanos, jurídicas, pacifistas, entre otras— donde la federación catalana goza de pleno reconocimiento, con voz y voto en igualdad de condiciones con otros países. Carles Torner inició su trayectoria internacional en los años ochenta a través de asociaciones de estudiantes y escritores reconocidas por la ONU y la Unesco. También fue director del programa de literatura del Institut Ramon Llull cuando la cultura catalana fue invitada de honor en las ferias del libro de Fráncfort y Guadalajara.
¿Cómo ha sido su experiencia de hacer de embajador? En este ensayo se lo pregunta y —de regreso a Catalunya después de cuarenta años de dar vuelta al mundo— propone su decálogo.
«Embajador sin embajadas y por eso también contrabandista de la cultura, la lengua y la legitimidad de este país nuestro: qué bello oficio, el de Carles Torner».
Joan-Lluís Lluís