Llueve, llueve de manera constante. Miquel Gironès tiene 64 años y hace mucho tiempo que vive solo. Es gordo, y los viernes por la noche siempre vuelve cansado a casa. Desde que murió su mujer, la calle donde vive ha cambiado profundamente y él ya no entiende el mundo que le rodea.
Antes era el perfecto intermediario comercial, elegante, ágil, con sentido del humor, y en cambio ahora es pesado y lento. Le cuesta subir y bajar la escalera de casa. Acostado en la cama, adora evocar a Ester, a su madre, a su padre, que era médico y también murió hace años… Y recuerda a Rita, a Inés, a Patricia, a las secretarias de las oficinas que visitaba cuando era joven, a Teresa y a las vecinas lesbianas, al socio de los negocios turbios, al grupo de conocidos de los miércoles en el bar…
Llueve toda la noche. Como un Robinson urbano, atrapado en un mar de lluvia y en la memoria, Miquel Gironès es el testimonio desencantado de un mundo construido con mentiras y sin perspectivas de futuro.
Una novela que nos interpela sobre la identidad y los fundamentos del hombre actual.